martes, 29 de noviembre de 2011

Flashforward

En el año 2009 (si, ya se, es que el libro fue escrito en 1999) un experimento del CERN ocasiona un curioso salto hacia adelante, veinte años en el futuro, de la conciencia humana.

Durante un minuto y cuarenta y tres segundos toda la humanidad pierde el sentido y vive la experiencia de lo que estarán haciendo dentro de 21 años. El caos a nivel mundial es enorme; millones de muertes en accidentes aéreos, automovilísticos, caídos por escaleras o desangrados durante cirugías inconclusas.

Y entonces, además de toda la investigación correspondiente, conflictos legales y dramas personales surgirán ciertas cuestiones filosóficas ¿Existe el libre albedrío? ¿Puedo cambiar lo que vi o estoy predestinado a cumplir mi visión? ¿Lo que vi será construido a partir de mi propia visión? Personas que se ven como fracasados, parejas casadas con otras personas, el vislumbre de un futuro exitoso o de familias destrozadas, la suerte o no de haber contemplado el mercado de acciones o los resultados deportivos y lo peor de todo, no haber visto nada ¿Significa eso que estaré muerto para entonces?

Vamos, en realidad es un thriller que incluye persecución y tiros en el clímax de la novela, pero está bastante bien y se lee fácil y rápido. Buena diversión para pasar el rato.

El libro "inspiró" una serie de TV en el 2009 que no pudo sobrevivir a su primera temporada. No es extraño, era terriblemente mala; el guión parecía un colador de espaguetis y las actuaciones, siendo generoso, eran pobres, otra muestra más de una excelente idea muy mal usada. Pero curiosamente para esta nueva edición de la novela se usó como portada la imagen promocional de la serie de TV que guarda muy poca relación con el libro y que además fue tremendo fallo, extrañas las técnicas de los departamentos de mercadeo de las editoriales.

Como nota curiosa el Papa es Benedicto XVI...en una novela escrita en 1999.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La conjura de los necios

"Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo:
todos los necios se conjuran contra él"
Esta frase, original de Jonathan Swift, es la que inspira el título del libro y en general el espíritu del mismo.

Ignatius Reilly es un inadaptado desempleado que vive con su madre. Mentiroso, desaseado, glotón, perezoso y además desprecia a toda la humanidad considerándose superior a cualquiera. Jura que es un genio incomprendido, deja en cientos de cuadernos sus "profundas" notas filosóficas y mantiene una discusión epistolar con una antigua compañera de estudios, Myrna (empeñada en salvar a la humanidad y a Ignatius por la liberación sexual) quien es totalmente opuesta a lo que es él.

Obligado a trabajar para pagar un accidente de tránsito de su madre, Ignatius conocerá a distintos personajes en New Orleans, complicará sus vidas y se verá enredado en las de ellos en su deseo de ganarle a Myrna como benefactor de los oprimidos.

Negros estúpidos, mariquitas de cliché, dueñas de bares de mala muerte, incompetentes policías, viejas snobs de la clase alta y una madre ebria compiten para demostrar quién es más idiota que el otro.

Leo lo escrito hasta ahora y me cuesta creer que el libro no me haya gustado. Claro, lo terminé, y no lo puedo negar; la forma como John Kennedy Toole cierra las distintas historias es genial, pero me costó engancharme a una historia donde nadie genera simpatía, empezando por el mismo Ignatius, un personaje tan desagradable que mi único deseo a medida que leía era verlo encarcelado, golpeado o castigado de alguna forma. Y el caso es que Ignatius no es mucho peor que el resto de los personajes: todos destilan miseria, ignorancia y estupidez suprema.

Definitivamente Toole estaba molesto con la humanidad y se nota en este libro rechazado por todas las editoriales y publicado postumamente gracias al empeño de su madre luego del suicidio del autor.

Quizás el desagrado que sentí al leerlo se deba a que, en el fondo, es una historia autobiográfica.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay

Michael Chabon gana en el 2001 el premio Pulitzer para una obra de ficción con la historia de los jóvenes Samuel Klayman y Josef Kavalier.

El primero es un pequeño judío, cojo por el polio, con grandes sueños de convertirse en dibujante de comic (pero en realidad sin mucha habilidad para las artes) quien encontrará a su socio ideal en su primo Josef, quien huyendo de los nazis tendrá que abandonar a su familia en Praga y llegará como refugiado a la casa de su lejana tía en Nueva York.

Kavalier, con grandes dotes para el dibujo, además de aprendiz de mago y escapista, encontrará en Sammy a un guionista excelente y la dupla Kavalier y Clay (nombre artístico) renovará por completo el comic de superhéroes durante la Segunda Guerra Mundial.

Un divertido paseo por los orígenes del comic que incluye la visita a las principales creaciones de este dúo ficticio: El Escapista y la Polilla Luna, breves apariciones de los precursores (verdaderos) del género como Stan Lee y Jack Kirby y curiosos momentos compartidos con Salvador Dalí y Orson Wells.

Por momentos divertida (esa curiosa bohemia surrealista que pulula por el Nueva York de los años 40), por momentos cruel y trágica (la dificultad de Clay para vivir su homosexualidad y el dolor de Kavalier por su familia perdida) y por momentos fantástica y mágica (con rescate de los restos del Golem en Praga incluido).

A pesar de ser un libro voluminoso (más de 700 página que incluyen luchas contra terroristas nazis dementes, aventuras bélicas en la Antártida y un par de historias de amor y desamor) lo devoré en pocos días y me uno al grupo de los que lo consideran una excelente novela.

-En la vida solamente hay un medio seguro -dijo Deasey- de garantizar que uno no va a ser pulverizado por la decepción, la futilidad y la desilusión. Y no es otro que tener todo lo claro que uno pueda, que uno hace las cosas únicamente por dinero.


PD: la casa Dark Horse editó seis números del Escapista con varios artistas invitados, curioso feedback.